En una cocina, ahí estaban Angelo y Antonela trabajando como locos preparando cosas ricas.
Ser amiga de Chefs tiene su lado positivo y su lado negativo. El lado positivo es que siempre te llaman a ti para probar las cosas ricas que hacen y el lado negativo es que a cada cucharada vienen los kilos a más. Eran los dos en la cocina y Raquel y yo las que probabamos.
Algunas veces las dos nos metíamos a la cocina como dos ratoncitos para comer Tiramisu y Brownie. Antonela me dejaba ayudarla con la recompensa de comer un pedacito después. Raquel no podía verlos. Era como si el Brownie la hipnotizara. Cuando veía un pedazo de Brownie sus ojitos brillaban, decía “Brownieeeeeeeee…” y salía flotando atrás de un pedazo. El problema es que siempre que iba atrás de uno regresaba con otro pedazo para mí, pero yo también hacia lo mismo. Hasta que un día decidimos no dejar que la otra fuera atrás de los famosos Brownies que nos hipnotizaban y nos llenaba de agua la boca. Ahora que Angelo y Antonela regresaron a sus casas (Colombia y Argentina), Raquel y yo estamos intentando perder los kilitos a más que quedaron con nosotras y esa es la parte más difícil después de rendirnos a las tentaciones de la vida. Pero no solo gané unos kilitos a más como también gané amigos muy especiales a quienes quiero mucho.
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